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Rosana Cueva: “Un comunicador jamás debe subestimar a su público al brindarle un producto sensacionalista”
Mayo 20, 2010 por 3dmmudep
Por Jorge Pajares
Símbolo universal de la cultura de masas, la televisión ocupa un lugar privilegiado en cualquier hogar. Su enorme fuerza expresiva, resultado de un correcto manejo de la composición de imagen y de la ambientación, le permite ser el medio más persuasivo y seductor. En palabras de Rosana Cueva, periodista de televisión con más de veinte años de trayectoria, una imagen es la representación más clara y directa de la realidad.
Para Cueva, la capacidad de emocionar que tiene un buen producto televisivo es su mayor ventaja diferencial. Sin embargo, exhortó a los comunicadores a no descuidar el aspecto informativo pues la coherencia e interés de un producto televisivo radica más en el correcto tratamiento de la información que en su composición técnica.
Según la directora de Panorama, un comunicador jamás debe subestimar a su público al brindarle un producto sensacionalista, pues si bien el morbo genera atención en un primer momento, éste es efímero. Su vasta experiencia televisiva le ha enseñado que el público sabe reconocer un producto de calidad, bien narrado y contextualizado, de otro mediocre e intrascendente. Además, resaltó que la gente rechaza, consciente e inconscientemente, los programas que intentan manipularlos.
¿La televisión condiciona a la sociedad o la sociedad condiciona a la televisión?
La periodista de Panamericana explicó que si bien la televisión es capaz de generar modas y tendencias, éstas no pasan de tener una acogida efímera en un sector específico de la sociedad. Por el contrario, es la sociedad la que exige nuevas corrientes de pensamiento y opinión que condicionan el surgimiento de nuevos contenidos. Para ejemplificar tomó el caso de la aparición de Jaime Bayly en un momento en que la solemnidad de Cesar Hildebrant era la forma predominante de hacer televisión. El humor y la jovialidad de Bayly llegaron a las pantallas como respuesta a las nuevas tendencias sociales que se gestaban en la Lima de esos años.
La televisión se actualiza constantemente, concluyó Cueva: es la respuesta natural a los cambios que se generan en la sociedad. “Ni en sus peores pesadillas Genaro Delgado Parker se imaginó peleando por los derechos de Chacalón para mantener el rating”, bromeó la periodista con respecto a la explosión Chicha de los últimos años.
Televisión y Educación
La directora de Panorama aclaró que, contrario a lo que se suele pensar, las funciones principales de la televisión son informativas y de entretenimiento mas no educativas: “La educación le corresponde a los hogares y las escuelas”. Para Cueva, la televisión debe únicamente preocuparse por la coherencia y la calidad de sus contenidos pues es esto lo que los televidentes esperan de ella. Esto se traduce en una gran responsabilidad para los comunicadores pues de su criterio y formación profesional dependerá que la sociedad reciba una televisión que genere las condiciones necesarias para que la educación recibida en casa funcione.
Rosana Cueva: “Un comunicador jamás debe subestimar a su público al brindarle un producto sensacionalista”
Mayo 20, 2010 por 3dmmudep
Por Jorge Pajares
Símbolo universal de la cultura de masas, la televisión ocupa un lugar privilegiado en cualquier hogar. Su enorme fuerza expresiva, resultado de un correcto manejo de la composición de imagen y de la ambientación, le permite ser el medio más persuasivo y seductor. En palabras de Rosana Cueva, periodista de televisión con más de veinte años de trayectoria, una imagen es la representación más clara y directa de la realidad.
Para Cueva, la capacidad de emocionar que tiene un buen producto televisivo es su mayor ventaja diferencial. Sin embargo, exhortó a los comunicadores a no descuidar el aspecto informativo pues la coherencia e interés de un producto televisivo radica más en el correcto tratamiento de la información que en su composición técnica.
Según la directora de Panorama, un comunicador jamás debe subestimar a su público al brindarle un producto sensacionalista, pues si bien el morbo genera atención en un primer momento, éste es efímero. Su vasta experiencia televisiva le ha enseñado que el público sabe reconocer un producto de calidad, bien narrado y contextualizado, de otro mediocre e intrascendente. Además, resaltó que la gente rechaza, consciente e inconscientemente, los programas que intentan manipularlos.
¿La televisión condiciona a la sociedad o la sociedad condiciona a la televisión?
La periodista de Panamericana explicó que si bien la televisión es capaz de generar modas y tendencias, éstas no pasan de tener una acogida efímera en un sector específico de la sociedad. Por el contrario, es la sociedad la que exige nuevas corrientes de pensamiento y opinión que condicionan el surgimiento de nuevos contenidos. Para ejemplificar tomó el caso de la aparición de Jaime Bayly en un momento en que la solemnidad de Cesar Hildebrant era la forma predominante de hacer televisión. El humor y la jovialidad de Bayly llegaron a las pantallas como respuesta a las nuevas tendencias sociales que se gestaban en la Lima de esos años.
La televisión se actualiza constantemente, concluyó Cueva: es la respuesta natural a los cambios que se generan en la sociedad. “Ni en sus peores pesadillas Genaro Delgado Parker se imaginó peleando por los derechos de Chacalón para mantener el rating”, bromeó la periodista con respecto a la explosión Chicha de los últimos años.
Televisión y Educación
La directora de Panorama aclaró que, contrario a lo que se suele pensar, las funciones principales de la televisión son informativas y de entretenimiento mas no educativas: “La educación le corresponde a los hogares y las escuelas”. Para Cueva, la televisión debe únicamente preocuparse por la coherencia y la calidad de sus contenidos pues es esto lo que los televidentes esperan de ella. Esto se traduce en una gran responsabilidad para los comunicadores pues de su criterio y formación profesional dependerá que la sociedad reciba una televisión que genere las condiciones necesarias para que la educación recibida en casa funcione.
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