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La extracción informal pone en peligro a la última reserva natural de conchas de abanico
Ubicada al noroeste de Pimentel (Lambayeque), esta reserva es una de las más importantes de Sudamérica
Para llegar a la isla Lobos de Tierra, ubicada a 19 kilómetros al noroeste de Pimentel, en Lambayeque, se necesita navegar más de 10 horas. Esta isla es considerada la última reserva natural de conchas de abanico que tiene el país y una de las más importantes de Sudamérica, luego de la depredación que sufriera la costa peruana durante décadas.
Antes de llegar a ella, el espectáculo en alta mar es único con grupos de delfines que hacen acrobacias. Sin embargo, la realidad es otra en el fondo marino. A diario, de 200 a 500 embarcaciones transitan en esta zona sin control para extraer unas 300 toneladas del preciado molusco, según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) y el Instituto del Mar del Perú (Imarpe).
Una comision llegó a la zona y comprobó que la extracción de conchas de abanico se ha incrementado. A este lugar ahora llegan centenares de pescadores ilegales de todas partes del país.
TIERRA DE NADIE
Los representantes de una comisión integrada por especialistas de Sernanp, Imarpe, Fondo de Desarrollo Pesquero, Instituto Tecnológico Pesquero, Agrorural, Dirección Regional de Producción y de la Capitanía de los Puertos de Eten y Pimentel, se quedaron pasmados cuando observaron cómo las flotas pesqueras extraían este recurso sin ninguna restricción.
Se encontraron embarcaciones equipadas con máquinas de buceo, compresoras de aire y bodegas especialmente acondicionadas para conservar las conchas de abanico, además de equipos de expertos buzos que se turnaban para sacar las conchas desde una profundidad de aproximadamente 25 metros.
Se encontraron embarcaciones equipadas con máquinas de buceo, compresoras de aire y bodegas especialmente acondicionadas para conservar las conchas de abanico, además de equipos de expertos buzos que se turnaban para sacar las conchas desde una profundidad de aproximadamente 25 metros.
Para realizar su trabajo, los pescadores utilizan lanchas con motor fuera de borda de 25 a 40 caballos de fuerza. Con estas embarcaciones recorren un área de dos millas alrededor de la isla.
Una vez que reúnen cantidades suficientes de conchas, los comerciantes almacenan el alimento en una nave de unas 15 toneladas de capacidad, la que se encarga de trasladar los moluscos hasta las plantas procesadoras de Piura, como Parachique o Sechura, donde hay áreas de poblamiento (criaderos) que cuentan con autorizaciones entregadas por el Estado.
Esto se tiene muy en cuenta, ya que los países de la Comunidad Europea exigen que las conchas provengan de áreas de cultivo y no de bancos naturales.
MODALIDAD ILEGAL
Sin embargo, esta extracción es ilegal. El Ministerio de la Producción, mediante Resolución 475-2008, decidió prohibir hace dos años la extracción de los 7 millones de ejemplares que había en el banco natural de conchas de abanico de la isla, según un monitoreo realizado ese año por el Imarpe.
La misma visita de los representantes de ministerios e instituciones fue solamente una inspección. La resolución nunca fue sustentada con un reglamento, el cual se busca crear luego de esta visita. La Capitanía de Puertos de la Marina asegura que tampoco cuenta con equipo suficiente para hacer operaciones y frenar esta depredación.
La misma visita de los representantes de ministerios e instituciones fue solamente una inspección. La resolución nunca fue sustentada con un reglamento, el cual se busca crear luego de esta visita. La Capitanía de Puertos de la Marina asegura que tampoco cuenta con equipo suficiente para hacer operaciones y frenar esta depredación.
La representante del Sernanp, Miriam García, señaló que se desarrollará un ordenamiento en esta extracción. En tanto, el conservacionista Heinz Plenge advirtió que si se sigue depredando este banco natural se comprometerá todo el ecosistema de la isla.
De acuerdo con lo explicado por las autoridades, muchas empresas legales que cuentan con criaderos de conchas de abanico incurrirían en este delito.
Juan Antón Ruiz, presidente del gremio artesanal de extractores de mariscos de Sechura, reconoció que en época de escasez, ellos también recurren a esta fuente. “Nadie controla esa zona, por eso los pescadores extraemos el producto. Necesitamos sobrevivir”, se excusa. La ilegalidad continuará disfrazándose hasta que el Estado no imponga la ley
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