viernes, abril 10, 2009


Ya construyen el túnel para rescatar al Chino
Por Augusto Álvarez Rodrichalvarezrodrich@larepublica.com.pe
¡Fujimori libertad, Keiko a Palacio!
Sólo dos días después de la condena de veinticinco años aplicada a Alberto Fujimori por hallarlo culpable en los asesinatos de Barrios Altos y La Cantuta, apareció un repentino rayo de luz que les ha aportado a algunos la claridad suficiente para que la sentencia contundente del miércoles ya no lo sea tanto.
Al mismo tiempo, parece estar en marcha, sin que necesariamente esté coordinado por todos sus voluntarios, un conjunto de iniciativas para conseguir que el ex presidente Fujimori salga del departamento que funge de prisión antes –mucho antes– de los veinticinco años establecidos por el impecable tribunal presidido por César San Martín.
Este objetivo requiere dos condiciones. El primero es políticos con facultad de indultar a Fujimori y ganas de hacerlo. Hay quienes sostienen que esto no se puede, pero siempre que haya una duda pequeña, se puede conseguir al abogado con la ‘interpretación auténtica’ que el político requiere.
No obstante, esto es imposible sin un segundo componente: la construcción del respaldo social al indulto para que este fluya sin contratiempos ni le genere problemas al que lo firme. En este sentido, ayer empezaron a aparecer los argumentos para lograrlo con una capacidad de imaginación envidiable.
Entre los más extraños están dos: el gobierno chileno concedió la extradición con el fin de polarizar al país y debilitarnos, lo que se debe remediar liberando al condenado; y un sociólogo (anónimo) usado como fuente de un periodista para sustentar que los estudiantes asesinados sí eran terroristas, dejando en el aire la idea de que, por tanto, están ‘bien asesinados’.
Otros argumentos son un poco más elaborados. Por ejemplo, que Fujimori perdió el juicio porque tuvo un mal abogado (y se olvida las complicaciones de un cliente comprometido hasta el cuello y con limitaciones para encarar a Vladimiro Montesinos, lo cual nunca hizo porque sabe que este lo hundiría más).
Hay otros: solo hubo cinco días entre el alegato final y la lectura de la sentencia; el juez San Martín supuestamente fue asesor fujimorista; y encuestas de opinión pública, mal presentadas, que exigen que Alan García indulte a Fujimori.
Una revisión de los diarios de ayer le quita sustento al reclamo del abogado César Nakazaki sobre el supuesto ‘juicio mediático’ a su cliente, pues los constructores del túnel de papel para el rescate ya cavan con entusiasmo.
Esto no significa que sean fujimoristas. Son, más bien, defensores de una corriente autoritaria –y con frecuencia racista– que no cree en el respeto a los derechos humanos de todos y que, como Martha Chávez, volvería a amnistiar al ‘Grupo Colina’.
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