sábado, noviembre 01, 2008

El día que cambiaron las velaciones

Desde hace muchos siglos atrás se celebra el Día de los Muertos o las velaciones como tradicionalmente las conocemos los piuranos, dijo el extinto profesor José Estrada Morales, gran historiador y amante de la tradición piurana, "Desde que el hombre pisó la tierra el culto a los muertos es rito sagrado", además agrega "Cada cultura tiene su forma peculiar de mantener vivo el recuerdo de sus muertos: los griegos ponían monedas en la frente para que pasaran la laguna Estigia; otros hacían de las tumbas -pirámides, hipogeos, mastabas, chullpas, monumentos- sagrado lugar para reverenciarlos, sentir la ilusión de que aún viven".

SOCORRO POICON RIVAS

Celebramos este día justamente por esto, por sentir la ilusión de que nuestros padres, amigos, hermanos, hijos; están vivos, y que, aunque no los vemos, este día sentimos que hemos compartido con ellos.
Es una ilusión que de extraña forma nos da una miga de felicidad en estos tiempos en los que se nos hace tan difícil tener más seguido un poco de felicidad.Pero cuándo nos cambiaron este día, en qué momento fue que esta celebración se convirtió en un negocio lucrativo, en un negocio suculento que provoca no sólo a los comerciantes sino también a los "Roberto Carlos" de la ciudad.
El día que cambiaron las velaciones fue cuando la mano del mercado metió su cuchara con sus famosas peculiaridades de la oferta y la demanda.Muchos aún añoramos esos días en los que el 1 de noviembre se respiraba un aire de festividad y todos nos despertábamos tempranito porque los abuelos nos decían que ese era el "día de los ángeles", y que los vecinos brindarían "angelitos" a todos los pequeños que tuvieran la misma edad de uno de sus hijos muertos.
Qué alegría cuando te tocaba recibir esos dulcecitos de diferentes formas, rosquitas, camotitos, empanaditas, chumbequitos, qué rico. Hoy los angelitos te los venden desde dos semanas antes de la velación y los días 1 y 2 te los ofrecen en las puertas de los cementerios a precios módicos de un sol o cincuenta céntimos, y no sé por qué no tienen el mismo sabor, será que el intenso sol piurano les destiñe el sabor o quizá ya no se hacen con el mismo cariño de antes.
El 2 de noviembre es el día de los difuntos, personas mayores que han muerto, por ellos se brinda una rosca de azafrán o huevo acompañada de miel que los familiares del fallecido dan a las personas que tienen la misma edad que la que tenían sus parientes cuando murieron. Hoy ya no se acostumbra mucho dar esta rosca, salvo las abuelitas que todavía exigen a sus descendientes mantener la tradición.
El mismo 1, en la noche, y el 2 en la mañana se va al cementerio a velar a nuestros parientes. Antes llevábamos velas para ponerlas frente al nicho, allí se rezaba por el alma del difunto y muchos contrataban a los músicos para que elevaran un responso para honrar al fallecido. La esencia de velar era tomar la vela en tus manos y sentir que la cera quema tu piel para que con tu dolor Dios tenga piedad del alma de tu pariente y lo lleve pronto a su gloria eterna.
Hoy ya no hace falta las velas porque para esto hay un foco, sí un foco que pagas para que los encargados de la Beneficencia Pública de Piura instalen en el nicho de tu familiar, claro por un precio "módico" de 12 soles y sí te has demorado en inscribirte S/. 15 soles.
El alumbrado demora un día. Muchos contratan el servicio, esperan que se instale, están unos cuántos minutos y se terminó la celebración.La tradición se está terminando de ahogar en la hilera de puestos que se instalan alrededor de los cementerios, vendedores de comida y lo que es peor de cerveza, estos comerciantes han tenido que pagar 44 soles a la Municipalidad de Piura por el derecho de estar allí. Con este negocio redondo para muchos, la tradición está tratando de sobrevivir.
Y en este estado de supervivencia, todavía conservamos la tradición de llevar un ramo de flores a nuestros familiares. Afortunadamente, todavía tenemos esta costumbre. Ojala que la conservemos por mucho tiempo. Aunque el negocio, como en todo, también ha calado en este punto de la costumbre.
Si quieres comprar un ramo de rosas, dos docenas, tienes que tener S/. 17 soles, y si te gustan más los pompones los puedes comprar a S/. 8 la docena, un ramo de claveles a 3 soles, dos docenas de azucenas a S/. 10. Pero estos precios los encuentras en la av. Sullana al costado del cementerio Metropolitano, porque si compras en el frontis de éste, el precio aumenta, pues la docena de rosas o gladíolos está a S/. 20 soles y los pompones S/. 10 la docena.
Otro pedacito de tradición que aún nos queda es la de los músicos, esas personas que con su guitarra elevan cantos y rezos para salvar el alma de los difuntos. Esos cánticos que todos conocemos como responsos. Gerardo Fernández, Jean Carlos Malara y Henry Estévez son tres músicos que por estos días cogen su guitarra y pandereta para ir a los cementerios a elevar un responso por los difuntos.
Pero como todo, también hay un negocio en esta creencia, un responso te cuesta S/. 35 soles y si sólo quieres brindar una canción a tu difunto lo hace con S/. 2 soles nada más. Entonces, nos preguntamos qué pasó con las velaciones que vivíamos cuando éramos niños, seguro que también se vendían estos productos pero el negocio no era tan lucrativo como hoy, y no se veía tanta competencia, ni tanta ansía por sacar el mejor provecho de la fiesta. Por eso que siempre terminamos pensando en el día que cambiaron las velaciones.

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