martes, noviembre 20, 2007
DIARIO EL TIEMPO 24-11-07
Arzobispo Eguren
“Estamos con Talara en este momento de sufrimiento”
“Para el creyente la última palabra no la tiene la muerte, desde el día en que Dios ha resucitado y su sepulcro ha estado vacío, la última palabra la tiene la vida, y la muerte se convierte sólo en un paso doloroso a la vida eterna”, con esta reflexión el Arzobispo de Piura, monseñor José Antonio Eguren Anselmi, consoló al pueblo de Talara que ayer colmó el coliseo del colegio La Inmaculada para dar el último adiós a tres estudiantes y una profesora, muertas la mañana del miércoles en fatal accidente de tránsito a su retorno del viaje de promoción.
Susana Briceño
El coliseo que las reunió tantas veces, fue el escenario que las juntó por última vez. Miles de personas, estudiantes de todos los colegios nacionales y particulares de la localidad; familiares, comunidad educativa y autoridades se congregaron en el inmenso coliseo donde Monseñor Eguren y los párrocos de Talara celebraron la santa misa.
“Miremos la muerte de estas hermanas nuestras no con ojos humanos sino con los ojos inclinados por la fe, veamos más allá de lo aparente, si ellas han muerto con Cristo han resucitado con Cristo”, dijo en su homilía la autoridad eclesiástica, al comentar el evangelio de San Juan.
Monseñor Eguren manifestó: “He visto a lo largo de estos dos días a un pueblo realmente solidario en su dolor, comenzando por sus autoridades, por su alcalde provincial y sus alcaldes distritales y todos y cada uno de ustedes hasta el último talareño, verlos aquí y ver también la inmensa cantidad de personas que no han podido ingresar para participar de esta misa, en el fondo me hace pensar que Talara tiene una gran reserva espiritual y eso habla de la grandeza de este pueblo y, por lo tanto, estoy seguro que de este dolor el Señor sabrá sacar grandes cosas. Si de la pasión y la muerte de su hijo en la cruz, de algo tan ignominioso como era la cruz, El supo sacar la victoria más contundente que fue la resurrección de su hijo, tengan la seguridad que de este dolor que hoy nos embarga el Señor hará florecer y fructificar bendiciones y grandes cosas para todos ustedes”.
“Estamos con Talara en este momento de sufrimiento, con los familiares cercanos de estas personas, con la institución educativa, manténganse siempre unidos en la fe, en la alegría como en el dolor. Lo que está manifestando Talara en estos momentos en una gran lección de entereza, de fe, de fortaleza y sobre todo y solidaridad” reiteró Monseñor Eguren.
Cánticos, oraciones, incienso, flores, aplausos y llanto caracterizaron esta misa.
Posteriormente los féretros fueron trasladados a sus respectivas viviendas donde por la tarde fueron llevados a los cementerios de la provincia.
A Paty Yacila la acompañó un mar humano en Negritos, a ella la sepultaron en el cementerio Plebiscito, a Ingrid Huayhua otra muchedumbre la llevó hasta el camposanto de San Pedro. Brenda Valiente y la profesora Yohana Borja serán sepultadas hoy en el cementerio La Inmaculada.
La otra cara de la moneda
El drama de las accidentadas
Al dolor y al drama de las familias de las víctimas se suma también la incertidumbre de las excursionistas heridas que llegaron el jueves a Talara por vía aérea. Muchas de ellas aún con heridas que afectan seriamente su salud, ahora tienen que asumir, con sus propios recursos, la atención médica.
Geraldine Chávez Alvarado (16) resultó con contusiones múltiples en el accidente. “A mí me daban por muerta. Sufrí golpes fuertes en la cabeza y quedé casi paralizada, además mi cabello se enredó entre los fierros del carro, impidiendo moverme. Alguien estuvo a punto de taparme la cara creyendo que ya no tenía vida, pero pude parpadear y dijeron ¡Está viva! Geraldine se encuentra en el hospital EsSalud, donde por presión de sus familiares volvió a ser internada ya que cuando llegó de Lima sólo fue evaluada superficialmente y le recetaron calmantes.
Allegados a ella dijeron que la evaluación inicial tuvo que ser asumida por sus padres, a pesar de estar asegurada.
Pero ¿qué pasa con las demás estudiantes cuyos padres no cuentan con un seguro? Se conoció, aunque está por confirmarse, que la mayoría ha firmado vales y pagarés por la medicina que dio EsSalud a su arribo a Talara.
Entonces cabe la pregunta ¿qué pasó con el Soat del vehículo siniestrado? ¿Qué pasó con el seguro médico que la empresa aseguró tener? Muchas son las versiones al respecto, pues hasta comentan que el chofer del vehículo se hizo humo.
Lo cierto es que la comisión de la promoción que hizo el trato con la agencia Mystical Travel debe exigir de inmediato el cumplimiento del Soat para la atención de las estudiantes, además de exhaustiva investigación a la empresa de transportes por la tragedia ocurrida.
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CRONICA DE UN TRAGICO VIAJE DE PROMOCION
Cuando se fueron, la alegria desbordaba el ambiente. Todos alegres se abrazaban a sus familiares con la esperanza de cumplir el sueño de todo peruano de conocer el Santuario de Macchu Picchu. Todo era felicidad, pues ya habian cumplido su sueño. Pero el infortunio tuvo que cruzarse para que toda esa alegria que desboraban las integrantes de la promocion 2007 de la IE Inmaculada Concepcion de Talara, se convirtiera en una pesadilla .
Ese tetrico amanecerdel miercoles 21 de Noviembre a la altura de La Pampa Galeras en la ruta Puquio Nazca, cuando uno de los vehiculos se despisto acabamdo con la vida de tres adolescentes y su profesora. Una llamada de un pasajero por la zona alerto a una emisora de alcance nacional. Alguien escucho que se trataba de alumnas promocionales del norte .
Y la pesadilla se tornaba mas fuerte. Los familiares angustiados porque ninguno de los numeros que marcaban respondia. Algo habia pasado, hasta que alguien de los que viajaban en el otro omnibus respondio y la angustia llego a la desesperacion. No solo de la familia de todas las alumnas sino de la poblacion talareña.
Por eso ayer, cuando el avion de la Policia Nacional tocaba tierra a las 6.20 pm, en la pista del Aeropuerto Capitan Montes, ,provoco llanto y desolacion.
Los restos mortales de las alumnas -Patricia Yacila Benítes, Brenda Valientes Rojas, Ingrid Huayhua Roa- y de la profesora Johann Borja Farías; llegaban inertes. Pero tambien llegaban las estudiantes que resultaron heridas en el trágico accidente que sufrieron cuando retornaban de su viaje promocional al Cusco.
En medio de desgarradoras escenas de dolor y desconsuelo , en la Sala del aeropuerto, el Presbítero Dr. Eduardo Palacios Morey en compañía de los párrocos de Talara ofrecieron una paraliturgia a la que asistieron las principales autoridades encabezadas por el alcalde Jose Vitonera Infante y funcionarios del Gobierno Local, Fiscales Provinciales, Directora del colegio “La Inmaculada”, Hermanas Dominicas Misioneras y familiares de las fallecidas.
Los feretros posteriormente fueron llevados a sus domicilios para ser velados y luego darles cristiana sepultura en los cementerios La Inmaculada y San Pedro de Talara; así como en el Plebiscito de Negritos. Por su parte , las estudiantes heridas fueron llevadas en dos unidades del Instituto “Luciano Castillo” hasta la sede del colegio donde sus familiares las aguardaban,el resto de alumnas que resultaron ilesas, retornan vía terrestre y su arribo estába previsto para la mañana de hoy viernes .
Igualmente hoy a partir de las 9 de la mañana, en el Coliseo Cerrado “La Inmaculada”, se realizará una Misa de cuerpo presentea la memoria de Johana Borja Farías (43) , Patricia Eliane Yaila Benítes (16), Brenda Valiente Rojas (16)4,Ingrid Huayhua Roa (16)
Es importante señalar que los féretros fueron trasladados desde la localidad de Pisco en un avión Antonov de la Policía Nacional del Perú despachado por orden expresa del presidente García Pérez, en estrecha coordinación con el alcalde José Vitonera Infante.
Hasta la zona del desastre viajó una comisión de 6 personas, con el total apoyo de la comuna talareña , encabezada por el regidor Carlos Briceño quien se encargó de las diligencias legales para el traslado de cadáveres y heridos. Hoy, en la ciudad de Talara, el arzobispo de Piura y Tumbes realizará una misa de cuerpo presente por la lamentable desaparición de tres estudiantes y una profesora y por la salud de la decena de heridos que trajo consigo el accidente vehicular.
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Por 151 aniversario de fallecimiento
Homenaje a Manuelita Sáenz
PWPaita. Al conmemorarse 151 años del fallecimiento de la dama quiteña Manuelita Saenz Aispuro, la Municipalidad Provincial de Paita ha organizado una significativa ceremonia en homenaje a quien se dedicó a la causa de la Emancipación, actitud que la hace precursora de la Liberación de la Mujer Hispanoamericana y depositaria del Ideario del Libertador Bolívar.
El programa se inició este jueves 22, a las 10:00 a.m. con una visita de las delegaciones de alumnos de diferentes instituciones educativas a la casa de Manuelita Sáenz en Paita, y la proyección del video “Vida de Manuelita Sáenz”.
El viernes 23 a las 11:00 a.m. se realizará la ceremonia, con la apertura a cargo del alcalde de Paita Alejandro Torres Vega; asimismo, se ha invitado a la Srta. Nery Saldarriaga de IPERU-Piura quien tendrá a cargo la charla “Información y asistencia al turista”. Miguel Godos Curay disertará un tema alusivo a la fecha, y después del brindis de honor se realizará un paseo en bote taxo “Seifer EIRL”, para alumnos de la I.E. manuelita Sáenz.
A la ceremonia han sido invitadas autoridades de la provincia, el cónsul del Ecuador en Piura y una delegación que viene desde el Ecuador para esta fecha especial.
La Libertadora del Libertador
Patriota ecuatoriana (Quito, 1797 Paita, Perú, 1856), compañera del Libertador Simón Bolívar. "Caballeresa del sol" fue el nombre que recibió Manuela Sáenz al recibir la más alta condecoración que el Perú revolucionario concedía a los militantes de la causa patriota, la Orden del Sol.
"La Sáenz" era como la llamaban despectivamente los que no la querían (los enemigos de Bolívar, que no eran pocos), y como ella misma se llamaba para demostrar su desprecio por ellos y por las «preocupaciones sociales, inventadas para atormentarse mutuamente», según sus palabras.
"La libertadora" fue el epíteto que recibió después de que le salvara la vida a Simón Bolívar la noche del 25 de septiembre de 1828. "Amable loca", "Manuelita la bella", son otros de los calificativos con los que se conoce a Manuela Sáenz, la mujer que acompañó a Bolívar en los últimos ocho años de su vida (1822-1830), que promovió activa y beligerantemente la independencia del territorio suramericano y que sufrió por su efímera homogeneidad política.
La fecha exacta de su nacimiento, al igual que la de su muerte, es incierta. En algunos libros se lee 1797-1856, en otros, 1798-1859, otros dicen que iba con el siglo. Su lugar de origen tampoco se sabe con certeza, esto ni a ella misma le importaba, pues declaraba: «Mi país es el continente de América. He nacido bajo la línea del Ecuador».
Sin embargo, el dato más aceptado es Quito, 1797 - Paita, 1856. Su padre fue Simón Sáenz y Vergara, un español miembro del Concejo de la ciudad de Quito, capitán de la milicia del rey y recaudador de los diezmos del reino de Quito, casado con Juana María del Campo. Joaquina Aispuru era su madre, quiteña, que legó a Manuela el odio de su familia por haberla deshonrado con un amor ilícito.
En 1822, a los veinticuatro años, Manuela ya era la esposa de un acaudalado comerciante inglés, James Thorne, natural de Aylesbury. Era señora de una gran casa en Lima y de otra en las afueras (Magdalena); había sido condecorada con la Orden del Sol, el 23 de enero de 1822, por haber convencido a su medio hermano, un capitán del regimiento de Numancia del ejército realista, y a los demás oficiales de la unidad, para que se pasaran al campo de los patriotas.
Este año, Manuela Sáenz regresó a Quito, al encuentro del Libertador y de la proclama de la libertad de la ciudad y la incorporación oficial del país a la República de la Gran Colombia. El 16 de junio de 1822, en el baile de gala con el que se celebró la liberación, conoció a Simón Bolívar.
Desde este día, se convirtió en su sombra: fue la última mujer con quien Bolívar sostuvo un amor continuo desde la muerte de su esposa, María Teresa del Toro, veinte años antes; fue su confidente, cuidó y salvaguardó sus archivos, protegió su vida, y sus intereses políticos fueron los de ella.
Manuela volvía a una ciudad que la había despreciado por haber abandonado el convento de Santa Catalina en 1815, su hogar desde que murió su madre, para irse con un oficial de la Guardia Real, Fausto D'Elhúyar.
Este hecho hizo que su condición de hija ilegítima fuera esgrimida con vehemencia por una sociedad intolerante que siempre la llamó "bastarda" y la expulsó de su seno. Ahora volvía a hacerlo, pues Manuela repetía la historia con el Libertador. Desde este día, la vida de Manuela se regiría por la de Bolívar.
Antes se había regido por la de su padre, cuando concertó su matrimonio en Panamá, a donde viajó al ser expulsada del convento. James Thome intentó lo propio, pero ni aun los derechos conyugales se lo permitieron.
En 1823 Bolívar fue a Lima para poner fin a la guerra civil que se había desatado, y allí se instaló Manuela, aun cuando en esa ciudad estaba su residencia con Thorne (él estaba en Chile), menospreciando las consecuencias sociales que esta circunstancia pudiera traerle.
Sin embargo, esto resultó ser un punto a favor para sus intereses personales y para los intereses políticos de la independencia. Manuela sabía moverse tanto entre la "buena sociedad" de Lima, como entre los comerciantes (ingleses y limeños) y los patriotas, y estar al tanto de lo que pasaba y podía pasar en la ciudad.
En octubre de ese año fue incorporada en forma oficial al Estado Mayor de Bolívar, a petición del coronel Daniel O'Leary. Fue encargada de los archivos personales del Libertador y se le otorgó el grado de coronela, por lo que vistió casaca azul, vueltas y cuello rojos.
En la batalla de Ayacucho (1824), Manuela siguió a Bolívar a discreción por los Andes. El 1 de diciembre de 1827 salió para Bogotá, ante la solicitud de Bolívar de reanimar «una vida que está expirando». En esta ciudad debió enfrentar un grupo grande de detractores, entre los que se encontraban Francisco de Paula Santander y José María Córdova, enemigos declarados de la Sáenz. «Tendría 29 a 30 años cuando la conocí en toda su belleza.
Algo gruesa, ojos negros, mirada indecisa, tez sonrosada sobre fondo blanco, cabellos negros, artísticamente peinados y los más bellos dedos del mundo [...] era alegre, conversaba poco; Fumaba con gracia. Poseía un secreto encanto para hacerse amar», así la describió Jean-Baptiste Boussingault, un profesor de ciencias francés que Santander trajo a Colombia en 1824, y con quien Manuela compartió muchos momentos políticos y sociales.
Durante los primeros meses de vida en Bogotá, Manuela vivió en la Quinta de Bolívar, una casa situada «a la sombra de los cerros de Monserrate», construida por José Antonio Portocarrero a principios de siglo y que, por motivos de las guerras de independencia, pasó a manos de Bolívar en 1820.
El 24 de julio de 1828, no obstante encontrarse Bolívar en el Palacio de San Carlos, ejerciendo sus poderes dictatoriales sobre la república (luego de la disolución de la Convención de Ocaña, el 11 de junio, y, consecuentemente, del Congreso), Manuela celebró el cumpleaños de Bolívar en la Quinta.
En el transcurso de la fiesta, ella realizó un fusilamiento simbólico de Santander, «ejecutado por traición», según rezaba el letrero colgado del muñeco. Parece que la descarga se escuchó perfectamente en todo Bogotá. Con este acto, la política de reestructuración de la República que adelantaba Bolívar, estuvo a punto de derrumbarse.
En la primera semana de agosto de ese mismo año, y a pesar de la orden de Bolívar de que permaneciera alejada del público, Manuela Sáenz puso treinta y dos pesos de plata en manos de don Pedro Lasso de la Vega por la casa marcada con el número 6-18 de la calle 10, para así estar más cerca al Palacio de San Carlos, es decir, de Bolívar.
Esta cercanía y la conjugación de sus talentos físicos con sus habilidades políticas le permitieron a Manuela saber de la conspiración para matar al general, conspiración que tomó fuerza por el descontento en casi todos los estratos.
Los soldados se quejaban por el atraso en los pagos, las mujeres, de la carestía, la aristocracia, de la pérdida de privilegios, los comerciantes, por el detrimento en sus negocios, y los intelectuales, por la falta de libertad.
En la conspiración, se rumoraba, estaba implicado Santander. El primer intento fue en el mes de agosto, en la fiesta de máscaras en el teatro El Coliseo (Colón), del que se salvó gracias a la acción involuntaria de Manuela.
El segundo intento fue el 25 de "setiembre", en el Palacio de San Carlos. Esta vez fue la acción premeditada de Manuela la que hizo que saliera ileso, y por ello fue llamada por Bolívar «la libertadora del Libertador».
El 20 de enero de 1830, Bolívar presentó renuncia a la presidencia. El 8 de mayo emprendió el viaje hacia la muerte, ocurrida el 17 de diciembre en Santa Marta.
Desde su partida, los ataques contra Manuela tomaron forma y nombre: Vicente Azuero se encargó de incitar a la gente a manifestar su descontento con La Sáenz, mediante carteles, "papeluchas" y actos como la quema de dos muñecos en la fiesta del Corpus Christi, en los que personificaron a Manuela y a Bolívar bajo los nombres de Tiranía y Despotismo.
La reacción de Manuela fue obvia: destruyó las figuras y todo el andamiaje que las sostenía. El resentimiento santafereño cedió a las acciones de Azuero; sin embargo, Manuela recibió el apoyo del sector que menos esperaba, las mujeres: «Nosotras, las mujeres de Bogotá, protestamos de esos provocativos libelos contra esta señora que aparecen en los muros de todas las calles [...]
La señora Sáenz, a la que nos referimos, no es sin duda una delincuente». El gobierno estuvo a punto de considerar éste y otros llamados de "las mujeres liberales", como ellas mismas se llamaron, pero un folleto, "La Torre de Babel", escrito por Manuela Sáenz, en el que no sólo ponía de manifiesto la ineficacia e ineptitud de los rectores del gobierno, sino que revelaba secretos de gobierno; hizo que se le acusara de actos «provocativos y sediciosos», y se procediera a encarcelarla, por lo menos virtualmente.
En los últimos días de 1830, Manuela emprendió el viaje hacia Santa Marta para cuidar la salud de Bolívar, pero sólo llegó hasta Honda. Allí recibió una carta de Louis Peru de Lacroix, un joven veterano de los ejércitos de Napoleón, edecán del general hasta hacía poco, que decía: «Permítame usted, mi respetada señora, llorar con usted la pérdida inmensa que ya habremos hecho, y que habrá sufrido toda la república, y prepárese usted a recibir la última fatal noticia» (18 de diciembre de 1830).
Desde este momento, Manuela perdió su objetivo en la vida. Con la muerte de Bolívar, el desprecio por ella se desbordó, por lo que decidió partir hacia Guanacas del Arroyo; sin embargo, la persecución no cedió. El 1 de enero de 1834 Santander firmó el decreto que la desterró definitivamente de Colombia. Fue a Jamaica, y de allí a Guayaquil, a donde llegó en octubre de 1835.
También tuvo que partir de Guayaquil, pues el gobierno de Ecuador no la quería allí. Viajó, entonces, a Paita, un puerto en el desierto peruano sin agua y sin árboles, y formado por una sola calle y un muelle al que sólo llegaban balleneros de Estados Unidos. Allí, en un desvencijado edificio, se leía: «Tobbaco. English spoken. Manuela Sáenz».
La pobreza la acompañó durante los últimos años, y finalmente también la invalidez. El 11 de agosto de 1847 se enteró de la muerte de su marido, James Thorne, asesinado el 19 de junio de ese año.
En su testamento, Thorne devolvía a Manuela los ocho mil pesos de la dote de los intereses; sin embargo, ese dinero nunca Llegó a sus manos. Así, inválida, acompañada por Simón Rodríguez (el Maestro del Libertador), quien también terminó su vida en Paita (1854), y las cartas del General O'Leary, acabó la vida de Manuela Sáenz, víctima de una extraña epidemia que llegó al puerto en algún ballenero, el 23 de noviembre de 1856.
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En Jornada Cívica Gigante
PRONAA entregó alimentos a más de 3000 personas en Tambogrande
Los caseríos de la margen izquierda fueron los beneficiados
Con el objetivo de disminuir los altos índices de desnutrición crónica infantil y los niveles de extrema pobreza, el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA) llevó ayuda a los caseríos más pobres de Tambogrande como La Rita, El Papayo, La Greda, Callejones, Locuto y Chuicas.
La Escuela # 15166 del caserío la Rita fue el lugar donde se llevó a cabo la entrega y en la que se albergó a las más de 3000 personas de los distintos caseríos del distrito que se dieron cita para recibir la ayuda ofrecida por parte de la Jefa Zonal del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA).
Adela Córdova Alcarzo llegó para entregar 3000 raciones de desayunos, 3000 refrigerios, hacer la entrega de módulos de cocina para las instituciones educativas que manejan los programas del PRONAA y para premiar a los niños ganadores del concurso de pintura. Por otro lado, funcionarios de dicha institución dictaron charlas de capacitación para los padres de familia en los temas de Alimentación Balanceada y seguridad alimentaria, así como Violencia Familiar.
La Jefa Zonal manifestó su agradecimiento al alcalde del Distrito de Tambogrande, Segundo Moreno Pacherrez, por el trabajo que realizaron de manera conjunta con el único fin de hacerle frente a la pobreza y a la desnutrición.
Cabe resaltar además, que la Policía Nacional del Perú también se hizo presente en dicha actividad con la campaña médica y de cosmetología, tanto para los niños, adultos y ancianos, de esta manera las personas que deseaban podían acceder a una atención médica así como la obtención de medicamentos gratuitos, por otro lado la Policía Nacional llevó a la banda de músicos y presentó una exposición canina para deleite de los presentes.
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