CULTURA DEL AGUA
Ricardo Pineda Milicich
Investigador del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA)
Cultura del agua (como toda cultura) es conocimiento, entendimiento, comprensión, obligación, derecho, decisión, actitud, acción y sentimiento, en este caso respecto al agua.
Cultura del agua es saber que este es un compuesto (no elemento) que está constituido por hidrógeno y oxígeno, que tiene determinadas características físicas, química y biológicas, reales y deseable; es conocer sus orígenes, su ciclo hidrológico, saber que la mayor parte de nosotros mismos somos agua; es conocer las leyes, reglamentos y otras normas que establecen las autoridades, para el mayor beneficio de su gestión en general; es conocer la influencia del cambio climático en los ciclos hidrológicos y en su disponibilidad; es conocer los efectos destructivos de sus excesos (lluvias intensas) o de sus déficit (sequías) y la manera de enfrentarlos.
Cultura del agua es entender y comprender su importancia para la vida y para toda actividad del ser humano y demás seres vivos; es comprender su valor en términos económicos, sociales y ambientales: es entender que todos tenemos derecho a su uso pleno y satisfactorio, en cantidad, calidad y oportunidad debida.
Cultura del agua es el cumplimiento de las obligaciones y derechos que nos imponen, no solo las leyes, sino también la ética, el sentido común, la racionalidad y la solidaridad.
Cultura del agua es decidir, actuar permanentemente, instruyendo, comunicando, informando, difundiendo, compartiendo todos los conocimientos y experiencias que tengamos, con relacion al mejor uso y manejo del agua.
Cultura del agua es actuar todos los días, en concordancia con los principios de conservación y protección del ambiente.
Cultura del agua es no colocar sifones clandestinos para robarla, es no favorecer en su distribución, a terceras personas, a cambio de favores o pagos indebidos.
Cultura del agua es no dejar correrla en los caños de las casas o en los drenes de los campos de cultivo, es no tener instalaciones malogradas por donde se pierda sin remedio.
Cultura del agua es ejercer autoridad dentro de los márgenes de la ley, es hacer cumplir la normatividad y no ser espectadores impasibles de su violación.
Pero, además o principalmente, cultura del agua es mantener la capacidad de rebeldía ante lo que se pueda considerar irremediable. Es el anhelo y la decisión de materializar una visión en un futuro, no muy lejano: Un niño al borde de un río, bebiendo sus cristalinas aguas, en las que nadan innumerables peces.
Que esta visión no tengamos que buscarla en un antiguo cantar de un juglar o en un cuadro de un pintor del Renacimiento; que no sea un hecho histórico irrepetible; que sea un propósito de vida, colectivo y compartido, para trabajar, todos, intensa y constantemente a fin de lograr materializar esta visión lo más pronto posible.
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