Arzobispo de Piura: Es más fácil divorciarse que disolver un contrato de telefonía celular
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PIURA, Jul. 08 / (ACI).- El Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, pidió a las autoridades impulsar medidas que beneficien a las familias en vez de debilitarlas, como ocurre con la reciente ley de divorcio rápido por la cual ahora en Perú "es más fácil divorciarse que disolver un contrato de telefonía celular".
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PIURA, Jul. 08 / (ACI).- El Arzobispo de Piura, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, pidió a las autoridades impulsar medidas que beneficien a las familias en vez de debilitarlas, como ocurre con la reciente ley de divorcio rápido por la cual ahora en Perú "es más fácil divorciarse que disolver un contrato de telefonía celular".
Al presidir una Misa de acción de gracias por el 187º aniversario de la independencia del Perú desde la Basílica Catedral de Piura, Mons. Eguren expresó su preocupación por las "fuerzas tenebrosas y maniobras oscuras que tratan de limitar el valor inviolable de la vida humana misma" en el país.
El Arzobispo reiteró que "el aborto es siempre un crimen porque en el ser humano, en cada ser humano, en cualquier fase o condición de su vida resplandece un reflejo de la misma realidad de Dios" y explicó que "el Magisterio de la Iglesia, argumentando desde la razón y el derecho natural, siempre ha proclamado constantemente el carácter sagrado e inviolable de cada vida humana, desde su concepción hasta su fin natural".
Asimismo, manifestó su "pena y profundo dolor" por la aprobación de la ley del divorcio rápido que "en vez de promover la consolidación de los matrimonios" incluso "de aquellos que podrían encontrarse en problemas, opta por facilitar la disolución de los mismos, convirtiendo en un mero trámite administrativo un asunto que tiene una relevancia social muy importante porque la familia fundada en el matrimonio, constituye el ámbito de formación integral de los futuros ciudadanos de nuestro país".
"Como me hacía notar recientemente un amigo, hoy en día en el Perú es más fácil divorciarse que disolver un contrato de telefonía celular", indicó.
Mons. Eguren precisó que la sociedad "atraviesa por una seria crisis de principios y valores morales e institucionales. Ello ha traído como consecuencia que el tejido social se debilite y proliferen conductas delictivas e inmorales que dañan la formación de nuestros niños y jóvenes".
Ante esta situación, indicó que "está demostrado que los matrimonios y las familias constituyen la clave para transformar este tipo de situaciones" y "si queremos una sociedad sana debemos salir en ayuda de los matrimonios y de las familias para que cumplan el rol fundamental que naturalmente tienen en toda sociedad y no facilitar su separación".
El Arzobispo recordó la necesidad de que "el Estado y concretamente el Poder Legislativo se preocupen en dar normas que promuevan matrimonios bien constituidos y generen instancias profesionales que orienten a los matrimonios y puedan ellos tener las herramientas que les permitan solucionar sus problemas, la mayoría de ellos superables".
Refiriéndose al aniversario patrio, Mons. Eguren exhortó a los peruanos a "hacer del Perú ‘la casa y la escuela de la comunión’", descendiendo "las consecuencias de la fe cristiana a nuestro quehacer público, y no limitarla al ámbito de lo personal y privado".
"El Perú, país católico, requiere de nosotros, autoridades civiles, militares y religiosas, empresarios, trabajadores y ciudadanos, la síntesis entre la fe y la vida", indicó y explicó que solo "esa síntesis forjará la Patria grande y justa, solidaria y reconciliada con la cual todos soñamos, y que hay que decirlo con convicción, está a nuestro alcance. No hay que cansarse en decirlo: el Perú es un país con esperanza que con la ayuda de Dios puede y debe ser engrandecido con el esfuerzo de todos".
"El Perú tiene esperanza, futuro, sobretodo porque es un país creyente, cristiano y católico, y porque los peruanos tenemos un carácter abierto y generoso que facilita la reconciliación y el perdón", indicó.
"Que el sentimiento patriótico que experimentamos estos días no sea sentimentalismo pasajero, sino que más bien se traduzca en gestos y comportamientos concretos de solidaridad especialmente para con los más pobres y necesitados de nuestra sociedad que junto con la ayuda material necesitan sosiego y cuidado del alma, una ayuda, esta última, muchas veces más necesaria que la primera", agregó.
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